Mientras Europa marcha hacia una transición ecológica gracias a su Plan de Acción de Economía Circular, que propone regulaciones que impulsen la eficiencia energética, la durabilidad y la reparabilidad de los productos, en Estados Unidos también se están registrando importantes avances en temas de políticas y prácticas sostenibles.
El pasado 3 de junio el Senado del Estado de Nueva York aprobó el proyecto de la “Ley de Reparación Justa Digital”, la primera legislación del mundo que ampara el «derecho a reparar» productos electrónicos digitales como portátiles, ordenadores de escritorio, teléfonos inteligentes, consolas de juegos, tabletas, etc.
Que Estados Unidos esté buscando apoyar prácticas amigables con el medio ambiente también se ha vuelto a demostrar cuando la Administración de Servicios Generales de EE. UU. (la GSA) ha propuesto revisar las compras federales de plásticos de un solo uso y, en respuesta a esta petición, el pasado mes de septiembre, el congresista estadounidense Joe Morelle ha recomendado el uso de productos remanufacturados como solución alternativa y sostenible.
Dos ejemplos del trabajo que está llevando a cabo Estados Unidos para favorecer la implantación de políticas y prácticas sostenibles, que no solamente son beneficiosas para el medio ambiente, sino que también protegen a los consumidores y a otras partes del mercado frente a la supremacía del OEM.
«Es hora de devolver el poder a las manos de los consumidores»
Ya en 2018, el estado de Massachusetts había dado un primer paso decisivo en el camino hacia la economía circular, aprobando la “Ley del Derecho a la Reparación de los Propietarios de Vehículos Motorizados”, con la que se exigía a los fabricantes de automóviles que proporcionaran al propietario del vehículo y a los proveedores de los servicios de reparación toda la información necesaria para reparar el vehículo.
En junio de 2021 la conversación en torno a los derechos del consumidor a reparar empezó a tomar una nueva dirección, orientándose hacia los dispositivos digitales y otros dispositivos electrónicos.
Fue entonces cuando el congresista estadounidense Joe Morelle quiso tomar la iniciativa en contra de las grandes corporaciones que estaban impidiendo que los consumidores repararan sus propios equipos electrónicos, y presentó la propuesta de la “Ley de Reparación Justa Digital”.
«Ya es hora de nivelar el campo de juego, por eso estoy tan orgulloso de presentar la Ley de Reparación Justa y devolver el poder a las manos de los consumidores. Esta legislación de sentido común ayudará a que las reparaciones tecnológicas sean más accesibles y asequibles para artículos, desde teléfonos celulares hasta computadoras portátiles y equipos agrícolas, y finalmente brindará a las personas la autonomía que se merecen», dijo Joe Morelle al presentar la propuesta de ley.
¿Cómo se aseguran los OEM la exclusividad de la reparación de sus productos?
Hasta entonces, muchos fabricantes de productos electrónicos exigían que las reparaciones, o las piezas para completar una reparación, fueran realizadas por el propio fabricante OEM o a través de uno de sus proveedores autorizados, lo que obstaculizaba que los consumidores u otras empresas de reparación pudieran reacondicionar los dispositivos.
Esta política impedía la reparación de productos electrónicos por parte de técnicos no autorizados y consentía que los OEM no vendieran las herramientas, las piezas de repuesto y los manuales técnicos y/o de usuario a personas de servicio no autorizadas (no OEM).
Además, los avances en la tecnología de los dispositivos hacían que su reparación se volviera más técnica y difícil, otra buena razón en favor de que los fabricantes se designaran a sí mismos como los guardianes del conocimiento necesario para arreglar el producto, alegando también que reparar estos productos sería arriesgado tanto para los consumidores como para el dispositivo o los proveedores del servicio de reparación independientes.
A todo esto hay que añadirle la invención de la “obsolescencia planeada”, que «describe una estrategia de garantizar deliberadamente que la versión actual de un producto determinado quedará obsoleta o será inútil dentro de un período de tiempo conocido», según la definición de Investopedia.
Los beneficios de la obsolescencia programada para los fabricantes OEM son evidentes. Si se limita la vida del producto tecnológico asegurándose que este se descompondrá en un cierto período de tiempo debido a la falta de disponibilidad de las actualizaciones de software y hardware o a la falla del dispositivo, una vez el fabricante lance productos superiores más nuevos, los usuarios caerán en la tentación de comprarlos y descartarán el producto anterior.
Una estrategia de venta muy potente, que mantiene alta la demanda y favorece el lanzamiento de más dispositivos nuevos durante el año, pero con grandes costes para los consumidores y para el medio ambiente.

La “Ley de Reparación Justa Digital”, una legislación amigable con el planeta y con los consumidores
Con la aprobación del proyecto de la “Ley de Reparación Justa Digital”, Nueva York pone fin a las prácticas monopolísticas de los fabricantes de dispositivos que dificultan la reparación de productos electrónicos digitales y, por lo contrario, establece una forma de garantizar a los consumidores y a los talleres o empresas de reparación independientes el derecho a arreglar esos productos.
De hecho, el proyecto de ley permite que la Agencia Nacional de Protección del Consumidor de los Estados Unidos (la FTC), aplique sanciones civiles a quienes violen estas disposiciones, pudiendo exigir el pago de daños, la reforma de contratos y el reembolso de dinero o propiedad. La ley también autorizará a los fiscales generales estatales a hacer cumplir las disposiciones establecidas.
Más en concreto, la “Ley de Reparación Justa Digital” requerirá que los OEM pongan a disposición de los propietarios y reparadores externos información, piezas y herramientas de diagnóstico y reparación, lo que permitirá a los consumidores y talleres de reparación evitar las demoras innecesarias y costosas que se producirían si la reparación dependiera obligatoriamente del fabricante OEM y de sus proveedores autorizados.
El “derecho a reparar” no solo permite un ahorro económico por parte de los usuarios y posibilita la reparación de los dispositivos por parte de empresas independientes, sino que también supone importantes beneficios ambientales para el planeta. Alargar el ciclo de vida de la electrónica, manteniéndola alejada de los vertederos, quiere decir reducir los desechos electrónicos que se generan y, por consiguiente, también las emisiones de CO2.
La asambleísta Patricia Fahy declaró que esta ley también «ayudará a reducir las 655.000 toneladas de residuos electrónicos tóxicos que se producen en un solo año natural en el estado de Nueva York».
¿Llegará el “derecho de reparación” a la Unión Europea?
La “Ley de Reparación Justa Digital”, aunque no abarque otros productos electrónicos como dispositivos médicos, electrodomésticos, equipamiento agrícola y todo terreno, representa un paso más hacia la independencia del OEM por parte de las empresas de reparación y los consumidores estadounidenses, y ciertamente es un ejemplo para la Unión Europea.
En 2021, en ocasión de la presentación del proyecto de ley por parte de Joe Morelle, el Presidente de ETIRA Javier Martínez dijo «Representamos a los remanufacturadores de cartuchos de tóner y de inyección de tinta en toda la UE y hemos estado presionando a la UE por el derecho a la reparación durante muchos años. El reciente Green Deal de la UE debería otorgar un derecho de reparación obligatorio, y la política de productos sostenibles de la UE debería garantizar que los productos estén diseñados de tal manera que puedan reutilizarse fácilmente (diseño ecológico)».
Europa lleva muchos años declarando su posición en favor del «derecho a reparar» de los consumidores, que también ha demostrado con su reciente propuesta de un nuevo Reglamento sobre diseño ecológico para productos sostenibles, que incluye requisitos como la durabilidad, reutilizabilidad y reparabilidad de los productos.
Según una encuesta del Eurobarómetro, el 77% de los consumidores preferirían reparar sus dispositivos antes que sustituirlos por unos nuevos, pero se ven obligados a comprar otros o tirarlos, debido a los costes de reparación o a la falta de información para repararlos.
Una ley europea que establezca el “derecho a reparar” es necesaria para poder amparar este derecho y exigir que los fabricantes OEM compartan información transparente sobre la reparación y el mantenimiento de los productos y garanticen las actualizaciones informáticas necesarias para la durabilidad de los equipos.
Tanto los cartuchos de tóner como las impresoras y fotocopiadoras son productos reparables, y una ley de “derecho a reparar” europea permitiría evitar que los fabricantes de equipos originales sigan impidiendo que otras empresas independientes reparen, reacondicionan o remanufacturen esos equipos, lo que traería evidentes beneficios para los consumidores y para el planeta.
La GSA propone detener la compra pública de plásticos de un solo uso
Por su parte, Estados Unidos, después de la aprobación del proyecto de la “Ley de Reparación Justa Digital”, ha vuelto a demostrar recientemente su intención de buscar soluciones sostenibles.
El pasado mes de julio, la Administración de Servicios Generales (la GSA) solicitó a sus funcionarios que le enviaran comentarios públicos sobre cómo reducir los plásticos de un solo uso en la compra pública de productos, tanto en los artículos en sí como en su embalaje y envío.
El congresista estadounidense Joe Morelle contestó a esta petición con la propuesta de utilizar productos remanufacturados como alternativa a los plásticos de un solo uso y mencionando los cartuchos remanufacturados como ejemplo positivo.
«Anualmente, EE. UU. agrega 350 millones de cartuchos de impresora a los vertederos, lo que equivale a 350 millones de libras de plástico. Se necesitan aproximadamente 1000 años para que un cartucho de plástico estándar se descomponga en un vertedero. Este tipo de desperdicio continúa aumentando anualmente y es inaceptable.
El uso de cartuchos remanufacturados reduce los desechos que se envían a los vertederos, reduce las emisiones de carbono y ahorra dinero a los consumidores. Este es solo un ejemplo de los muchos beneficios de los productos remanufacturados», ha escrito Joe Morelle en su carta dirigida a la GSA.
Estas declaraciones, así como la intención de la GSA de detener la compra de plásticos de un solo uso, representan un paso más hacia una economía circular mundial y demuestran cómo las políticas europeas y estadounidense se alinean cada vez más para hacer frente a la emergencia medioambiental.
De hecho, la Unión Europea, en 2021 ya había prohibido la comercialización de plásticos de un solo uso como cubiertos, pajitas, palitos de globos, etc y limitado el uso de otros productos de plástico de un solo uso, introduciendo requisitos de diseño y etiquetado y obligaciones para la gestión de residuos.
Ahora, tanto los consumidores como las empresas que se dedican a la remanufactura o a la reparación, esperamos que los productos sostenibles, eficientes, reparables, reutilizables y de alta durabilidad se conviertan en la opción dominante en el mercado y no se queden en la “alternativa” como ha ocurrido hasta ahora.