Que el modelo de producción lineal ya no es una opción sostenible, está cada vez más claro, y sobre todo en Andalucía, donde el pasado mes de septiembre el Consejo de Gobierno de la Junta ha aprobado el Proyecto de la “Ley de Economía Circular de Andalucía” (LECA).
Se trata de una propuesta normativa que ya se venía desarrollando desde 2021 y que tiene el objetivo de impulsar la “revolución verde” en esta región y trabajar en un modelo económico orientado a la sostenibilidad y al aprovechamiento responsable de los recursos naturales.
Andalucía, pionera en impulsar la sostenibilidad
Con este proyecto de ley, Andalucía será la primera comunidad autónoma de España en contar con una verdadera Ley de Economía Circular, que la coloca como un referente en nuestro país, siendo esta una legislación que se adapta a la más reciente estrategia europea sobre sostenibilidad y economía circular.
La LECA «es prioritaria para que en Andalucía cambiemos el paradigma de producción, de fabricación, para facilitar la reutilización de los residuos, convertirlos en nuevo recurso y que de esta manera Andalucía camine firme y decidida hacia el objetivo de cumplir los compromisos del Pacto Verde Europeo en el horizonte 2030», ha afirmado Ramón Fernández-Pacheco, Consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul.
El propósito de esta ley vanguardista es que la región gestione de forma responsable y racional sus recursos naturales, facilitando la reutilización de los residuos, para que estos sean reintroducidos en el mercado, evitando así nuevas extracciones de materias primas y, por consiguiente, la producción de nuevos residuos.
La LECA apuesta por el uso racional de los recursos
La Ley de Economía Circular demuestra que Andalucía no solo está trabajando para su adecuación a la normativa europea en temas de sostenibilidad y medio ambiente, sino que también quiere dar respuesta al creciente compromiso medioambiental de la sociedad andaluza, cada vez más activa en la transición verde de la región.
Este cambio de paradigma conlleva además múltiples beneficios, tanto ambientales como económicos y sociales, para las empresas y para los consumidores andaluces.
En primer lugar, reduciendo la demanda de materias primas y volviendo a poner en circulación las que ya existen, se consigue la sostenibilidad ambiental, fomentando así un modelo circular y rompiendo el actual modelo de producción lineal que se basa en extraer, producir y luego tirar.
Además, el uso racional de los recursos y la circularidad del nuevo modelo también favorecen la lucha contra la obsolescencia programada y ayudan a que se pongan las bases para desarrollar el ‘derecho a reparar’ de los consumidores.
Por último, gracias a la reutilización de los materiales, se reducen los gastos de producción generando un ahorro económico, al tiempo que se crean también nuevos puestos de empleo vinculados al desarrollo de actividades de producción sostenibles.
Una ley para la sostenibilidad que cuenta con apoyo institucional
Aunque solamente esté en la fase de proyecto, ya ha sido anunciado que esta ley contará con un firme respaldo institucional, que favorezca la migración de Andalucía hacia un modelo económico eficiente y respetuoso con el medio ambiente.
Para ello, la nueva regulación prevé la creación de algunos órganos administrativos para facilitar el cumplimiento de las disposiciones previstas e incluirá medidas específicas para la sensibilización, formación y prevención de la ciudadanía, con el objetivo de fomentar un uso y consumo responsable.
Asimismo, la ley será también una herramienta para favorecer la contratación pública ecológica y hacer que las administraciones públicas impulsen con su ejemplo la economía circular.
Entre las novedades propuestas en esta legislación, se encuentra también la creación de un Registro Público Andaluz de análisis del ciclo de vida de productos, obras y servicios, donde las empresas que lo estimen oportuno podrán inscribirse y poner a disposición de los ciudadanos el ciclo de vida y el proceso de producción de sus productos, buscando así una total transparencia hacia los consumidores.
En definitiva, la LECA no solo quiere cambiar el modelo de producción, sino que también se propone concienciar a la sociedad sobre las posibilidades de apostar por la reutilización de los recursos, premiando la labor de las empresas que alargan la vida útil de los productos y reducen así sus residuos.
«La sociedad cada vez más valora la apuesta de aquellas empresas que protegen el medio ambiente, que salvaguardan el entorno y que aprovechan al máximo las materias primas», ha remarcado Ramón Fernández-Pacheco.
Un paso más hacia los ODS
Con la aprobación del proyecto de la Ley de Economía Circular de Andalucía, se plantean, para las empresas andaluzas, nuevos retos transversales necesarios no solo para la transición hacia un modelo circular, sino también para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en la Agenda 2030.
Está claro que las empresas andaluzas, para seguir siendo competitivas y a la vez respetar el nuevo marco regulatorio, deben abandonar el antiguo modelo de producción lineal y empezar a diseñar y comercializar productos y servicios que fomenten el máximo aprovechamiento de las materias primas y la reducción de los residuos.
Sin embargo la sostenibilidad es también un propulsor de la actividad económica y le proporciona nuevos retos y nuevas oportunidades de desarrollo y crecimiento a las empresas andaluzas.
Desde GM Technology acogemos la LECA como una regulación que impulsa uno de los valores clave de nuestra identidad empresarial, siendo la sostenibilidad y la capacidad de convertir los residuos en recursos el fundamento de nuestra actividad.
Siempre hemos apostado por un modelo de negocio enfocado a la economía circular y gracias a nuestras políticas y estrategias de gestión medioambiental, nos encontramos en una situación avanzada para una adecuación rápida y sencilla a los nuevos requisitos que la LECA planteará.
Con la nueva Ley de Economía Circular de Andalucía se sientan las bases para que la producción en esta región deje de seguir el modelo obsoleto de extraer, usar y tirar y se funde en la reutilización, en alargar la vida útil de los productos y en preservar el entorno natural, con incalculables beneficios para el planeta, las empresas y los consumidores.